El otro día platicaba con mi superfandeHalo3 favorito y quien le ha dado por mandarme a todos sus fans from Hell, Luis, y salió el tema de los patanes insensibles, malditos y desgraciados, y por supuesto, siendo él uno de los más genuinos que conozco, me daba la razón en cuanto a que es imposible cambiarlos, y en que quién sabe por qué algunas mujeres insistían en.
En mi experiencia (y esto creo que ya lo he dicho), el primero que te toca es el que te educa, so to speak. Yo siempre he dicho que ese hombre que además de quitarme la virginidad y romperme el corazón mientras se tiraba a su ex novia y a mi ex amiga, digamos que me despertó, porque tus papis (o al menos los míos) te protegen de todo y contra todos, pero ese pasito de enamorarte del que "no te conviene" es inevitable, didáctico y necesario.
Ahora, después de que lo "superas" (cof) con mucho, mucho, mucho tequila, "Leyendas de pasión", "La boda de mi mejor amigo", maratones de "Sex & The City", mucha comida -o falta de-, y por supuesto con las girlfriends, te das cuenta de que aunque parecía que el mundo llegaba a su fin, que el sol se eclipsaba sumergiéndote en cien días de oscuridad, no te pasó nada, ¿no? Bueno, además del obvio desgaste físico y emocional, ja... pero estás enterita, y de alguna manera el siguiente con el que te involucres (porque son como una droga, como un mal crónico y degenerativo, porque mortal no), es como bien fácil.
En realidad, una nunca supera a los patanes desgraciados, aprendes a jugar en igualidad de circunstancias, que es distinto.
¿Por qué señor por qué una se sigue involucrando con estos entes? Ah, por dos razones muy sencillas: 1) Los chicos buenos son aburridos (además ya casi ni hay, ja) 2) Los chicos malos besan bien.
Al que fue mi sadista personal por dos años no diré que lo adoro con el alma, pero sí que he pasado de desearle que contraiga herpes genital y de que lo atropellé una bicicleta, le caiga un piano encima y un yunque en la entrepierna, a reírme con él recordando lo mucho que nos divertíamos, porque al final ese es el punto, no confundirte y entender que esos hombres son para eso, para divertirte, nada más... porque enamorarse de ellos, además de estúpido, es deporte extremo.
Ahora, si ya te vas a ir de boca, o si de plano, como yo, has hecho de los patanes desgraciados un estilo de vida, hay ciertos puntos básicos que debe recordar...
En el próximo post:
"Cómo enamorarse de un patán desgraciado
y no perder la dignidad en el intento".