- ... La neta yo sí quiero un anillo con una diamante enoooooooorme, que den ganas de arrancármelo con todo y dedo.
- Seeee... aunque después no lleven a vivir a una choza y nos transporten en patines.
- Eeeyyy... aunque eso del anillo no deja de ser como cuando de chiquita lames el pan que quieres para que ya nadie lo agarre.
- Me cae... oye, imagínate si todos los güeyes que has lamido estuvieran apartados! No mames, ya tendrías un pinche pueblo.
- ja-ja-ja Pendeja.
Estoy contestando mails atrasadíiiiiiiiiiiiisimos.
Ahí la llevo, ahí la llevo.
También ahí debo, ya sé, antes de que empieces de chingativo my love... reformulo, antes de que empieces de ofensivo (por lo de monógama asquerosa).
Voy a tejer otra bufanda. Ya soy la gran experta, no manchen, Martha Steward me envidiría. Esta para un joven encantador -ajeno pero encantador-. (Y sí, me envidiaría porque son una experta repostera también).
Me estaba acordando de la vez que dije "El día que ***** le ponga el cuerno a su novia dejamos de creer en los hombres" ¡Y SOPAS! Eso fue un sábado, y para el viernes siguiente pasó lo que pasó.
Lo que pasó pasó (8)
También a él se la debo.... bueno, se la debía, demasiadas agravantes y terceros implicados, terceros compartidos por cierto. En fin, todo mi amor y mi confianza por siempre para él. Los hombres que quiero -realmente quiero- se cuentan con los dedos de una mano, y lo incluyo.
Menos mal que nadie dijo nada porque aplica eso de "aquél que esté libre de pecado...".
(Y aceptémoslo, la novia nunca nos cayó bien.)
Al que extraño de repente es al abogado teólogo. Extraño platicar con él, nada más platicar, de los pocos acerca de quienes puedo decir eso.
Y dentro de la lista tan pequeñita que mencioné arriba, está el que me canta canciones. Él es un amor de esos eternos-casi-fraternos que en cualquier momento pueden brincar al otro lado. Hace un rato me mandó una grabación y unas fotos y lo extrañé tanto tanto tanto, porque a pesar de tantos años y tanto tiempo nadie me conoce (ni me conocerá) mejor que él.
Incluso tengo el poder de invocarlo, nada más con pensar en él se manifiesta. Tanto me siente él también.
Ahorita ahorita extraño a mi cuentista, eso sí.
Hoy es cumpleaños del blog.
Me acordé, ¡wojo!
Vamos a ver... hace un año escribí este post.
En alguna ocasión ya había comentado que lo que yo realmente amo de este querido blog es que lo leo y me acuerdo, recuerdo, recuento y re-cuento.
Este año me volví -once again- un ente productivo de la sociedad, pasé de mujer de nadie mujer de todos (8) a novia abnegaba que hace pays y teje bufandas.
Ya dejé de disculparme porque ya no soy divertida, y porque ya no salgo y porque ya casi ni tomo ni fumo ni voy al antro. No lo hago porque sea la novia del año, sino porque ya no me llama la atención tanto como antes, es decir, ya mi semana no rompe en miércoles, con viernes y sábado social es más que suficiente.
Ya dejé de sentirme mal cada que mis amigos me preguntan que qué me pasó.
La verdad sí era más divertida cuando era medio bitch y no era ni fiel ni heterosexual ni monógama.
Aunque lo irónica y lo sarcástica nunca se me va a quitar, ja.
We are who we are, people do not change.
Si les contara que estoy tan bien, tan tranquila, tan... tan tan porque usar la palabra "feliz" va en contra de todos mis principios.
En fin, ya me desvié... Me ha encantado escribir otro año, aunque medio ausente, tanto de aquí como de Big Blogger. No es tanto que me desaparezca por gusto, es más bien cuestión de tiempo y el hecho de que esto sigue siendo mero pasatiempo, y si no me dan ganas no escribo y ya.
Será que ya no necesito tanta autoterapia, perhaps perhaps.
También encantada de que se sigan dando sus vueltas, por todos los comentarios, hasta los mal intencionados (feliz de hacerles su día bombones). Besos a los visitantes regulares, a los lectores silenciosos, a los que veo su nombre en los comments y me emociona porque de cierta manera nos conocemos y los extraño si se ausentan, yo los sigo leyendo aunque sea de pasadita porque si no los leo los extraño también.
Ahora, vocalicemos... mi mi mi miiiiiiiiiii (8)
- ¿Por qué ya no te has depilado?
- Porque tú un día me dijiste que a ti te daba igual -
- Ah...
- ¿Quieres que me depile?
- Sí, brasileña.
- O sea, como siempre.
