viernes, diciembre 31, 2004

Año Nuevo

Aunq' soy relativamente nva. en esto del bloggin', la vdd. es q' m' ha resultado sumamente terapéutico. Siendo las 5:28 hrs. del 31 d' diciembre del 2004, yo sigo en pijama, y sin mayores planes q' meterme a bañar, vestirme, peinarme, y ponerme perfume (Night or White? both from Emporio?), q' dicho sea d' paso es toda una ceremonia para mi, m' obsesionan los perfumes... ah! y después cenar con mi familia, únicamente con l' d' mi papá, y d' ahí salirme con mi amiga a ver q' onda, probablemente m' quede en su casa como el año pasado.
Tengo l' certeza d' q' este año lo empezaré mejor q' el anterior (ay es q' si supieran cómo amanecía el año anterior, very very mucho sad story, jaja). Estoy muy contenta con mi vida ahorita, tenía tiempo q' no m' sentía realmente libre, y es q' ayer tuve oportunidad d' probarme, y d' ver q' en realidad es cierto q' todo termina x pasar. Lo cierto es q' los últimos dos años no he sido l' misma, he sido más bien una versión mediocre d' mi misma, una versión insegura, tonta, débil, y ciertamente enamorada; como una sombra d' mi, una sombra bastante pndja para ser completamente sincera; pero todo termina x pasar, y eso ya pasó, y hoy m' siento feliz. Creo firmemente q' x fin m' curé (a lo Sabines x supuesto, "espero curarme d' ti en unos días..."), y siguiendo con los dichos, el tiempo lo cura todo, nada más q' nunca s' sabe cuánto d' ese s' necesita, supongo q' depende d' l' persona, la intención, el tiempo y el lugar.
Ayer terminé d' darme cuenta d' muchas cosas, fue como cuando después d' bañarte t' exfolias la piel, para terminar d' quitar todo lo inservible. Hoy siento una exfoliación d' alma, y m' siento feliz.
Gran año para todos, almas libres pero a l' vez condenadas, nos estaremos viendo.

miércoles, diciembre 29, 2004

Intenciones

Q' ganas tengo d' enamorarme locamente, d' perder piso, d' no saber si voy o vengo, d' soñar contigo y despertar así...
Tengo ganas d' enamorarme como idiota, otra vez.

lunes, diciembre 27, 2004

Bésame...

Bésame, bésame mucho
Como si fuera esta nochela última vez.
Bésame, bésame mucho
que tengo miedo a perderte
perderte después.
Quiero tenerte muy cerca
mirarme en tus ojos
verte junto a mí
Piensa que tal vez mañana
yo ya estaré lejos
muy lejos de aquí.
Bésame, bésame mucho
Como si fuera esta noche
la última vez
Bésame, bésame mucho
que tengo miedo a perderte
perderte después.
(Esta canción l' escribió Consuelito Velázquez, y tiene cientos d' versiones, al menos alguna l' han escuchado, hay una d' Elvis q' es especialmente preciosa...)

DESPERTANDO

Había sido un buen día. Después de todo, ambos merecían una mañana tranquila. Cinco, siete... realmente ya habían perdido la cuenta de los años gastados casi juntos, de las penas y las noches de extrañarse (sin contar las reconciliaciones ocasionales y casi siempre cuestionables).
La sonrisa, la de ella, parecía crecer cada instante, magnificándose en la ternura de sus ojos, los de él. Negros, profundos, alegres a pesar de los milagros y penurias ya lavados por los meses. Y estos ojos observaban las manos de ella, perfectas de color y de contorno, con las uñas en blanco, con la yema de los dedos casi levitando sobre su cabeza.
Era temprano aún, lo que vendría después no importaba, lo que cuenta es el instante, el momento, y ahora estaban juntos...

(M' cae q', modestia aparte, sí l' hago como writter, cómo ven?)

domingo, diciembre 26, 2004

DE HABERLO QUERIDO

Esto tiene fácil como 2 años q' lo escribí:

De haberlo querido me habrías comido los ojos, sumido los dientes, quemado la piel.

Si tú hubieras querido me habrías lamido las yemas, rozado los muslos, mordido los pies.

Si lo hubieras querido te habrías acabado mis codos, roto mis brazos, arrancado mi lengua.

Si hubieras querido habrías rasgado mi espalda, quebrado mi cuello, sorbido mis venas.

Y es que de haberlo querido te habrías quedado con mi cara, con mis ganas, con mi aliento y mi sostén.

Porque pudiste serlo todo, fuiste todo: fuiste tú. Pudiste adueñarte de todo y dejarme sin mí.

Pero no.

Sólo abriste mi cabeza, mis piernas, mis ansias, mi realidad.

Me besaste, tanteaste, elevaste, y rematando me dejaste. Y yo ni las manos metí.

Y creo que fue porque yo quise, y tal vez – tal vez- porque te
quise.

martes, diciembre 21, 2004

DE MORIRSE Y DE MORIRTE

¿Cómo lo imaginas? ¿En un segundo, o por momentos y poco a poco? ¿Con metal en la sien, o tubos en la nariz, o tal vez prensado entre dos asientos? ¿O es que nunca haz pensado cómo te vas a morir?

No es que yo sea suicida, pero no temo a la muerte (al menos no a la mía, la de simples otros me es indiferente y la de los míos… es muy aparte), y pienso en ella de repente. Me intriga el cómo, el cuándo, pero no el por qué, porque a final de cuentas da lo mismo la causa o la razón (aunque generalmente ésta última se pierde antes de, ¿qué más da? Peores cosas se han perdido).

He pensado en morirme, nada más por ver que pasa. Me gusta elucubrar hipótesis de lo que puede suceder. Cuando me han lastimado, cuando siento que merecen una lección, he imaginado que me muero, que me matan, que me arrollan, ya sea un carro, o un frasquito de pastillas con vodka, e imagino también el dolor, las palabras, el remordimiento (no míos por supuesto), y siento una especie de fascinación morbosa y malsana, y de tristeza.

¿Y el alma? Yo no creo en eso, ni creo en un dios, ni en una vida posterior. Morir es un momento, el momento en que lo sabes todo, aunque ya no sirva para nada; es un momento donde ya nada importa, y todo tiene sentido. Sólo me queda imaginar qué va a pasar.

No iba a durar, eso lo sabíamos. Una llama, enorme, tocó cielo, se apagó. Ya no inhalas, no respiras. Ahorita aquí somos, y todo lo que somos es lo único que está; y si después de esto ya nada existe, y todo lo que hay es sólo lo que hacemos, vale la pena hacer cosas buenas, porque a final de cuentas, eso es lo único que hay. No me asusta, me intriga, y pocas cosas son mejores para perder el tiempo que dichas figuraciones.

ACERCA DE DIOS

¿Tú crees en Dios? A todos alguna vez nos han hecho esta pregunta, o incluso nosotros mismos lo hemos pensado. Generalmente, profesamos la religión que nos dieron nuestros padres. Yo me digo católica porque me bautizaron, hice mi presentación, fui al catecismo y me aprendí los diez mandamientos para hacer mi Primera Comunión, y mis papás me confirmaron sin avisarme siquiera. Sin embargo, hoy puedo afirmar que no, no creo en Dios.

No creo en Dios porque no me convence, porque uno crece, lee, conoce, y se da cuenta de que las monjitas del colegio nos mintieron, de que los Reyes Magos no eran ni lo uno ni lo otro, y que Dios, como tantas cosas, puede ser considerado un mero mito, una leyenda urbana que ojalá fuera cierta. Y a pesar de eso, creo que es muy válido, e incluso necesario, creer en Él, simple y sencillamente porque en algo hay que creer.

Yo me digo atea, y cada que puedo hablo de Dios. A veces pienso que es un mero reto, retarlo a manifestarse, a que me castigue por blasfema. Hablo de Dios, y me apasiona el tema; sobre todo me encanta preguntarles a los católicos (que son los que más abundan en este país) quién es su Dios, por qué lo adoran, qué les da. La mayoría no sabe, porque creen por mera costumbre, dogma, y por un dejo de miedo que viene de las historias de infiernos y purgatorios.

Personalmente, creo que Dios es un invento, una necesidad. Basta imaginar al ser humano al principio de los tiempos: solo, con frío, con hambre, en una cueva oscura, donde los ojos no alcanzan a distinguir entre las sombras la verdad y los peligros. Rayos, lluvia, fuego, y sobre todo, soledad. Sentirme el único ente entre millones de estrellas es realmente aterrador. Es más fácil inventar a Dios.

Inventamos a Dios el día que tomamos conciencia de nuestra propia conciencia, el día que conocimos la enfermedad, la muerte, la incertidumbre. Cuando alguna de ellas se acerca nos volvemos hacia los rezos, hacia las plegarias (digo, las iglesias no están llenas de viejitos nada más porque sí), y es que a final de cuentas nunca están de más, es la apuesta de Pascal, es un “que tal si…”

Ahora, no sólo está el miedo a lo que somos, sino a lo que seremos. Nos da pánico pensar que esta vida es la única, que una vez que cierran la tapa de la cajita no volvemos a ver. El deseo de trascender es natural a nosotros, es mero instinto, porque nos es imposible resignarnos a quedar suspendidos en el olvido. El cielo o el infierno son, al fin y al cabo, un consuelo, una esperanza, un resguardo, tanto para los que se quedan como para los que se están yendo; y un anhelo por justicia divina.

Le pusimos Dios como le pudimos poner cualquier otro nombre, y creer en Él se vale, se vale porque de algo tenemos que agarrarnos, en algo hay que creer. Los ateos dicen que Dios no existe, y muchos se aferran al humanismo, a la Psicología, al Estado. El que no cree en Dios hace del fútbol su religión, o de las drogas toda su vida, consultan su horóscopo todos los días o van a que les lean el tarot o el café. Son miles los aficionados al yoga, al vudú, al tai chi se cuentan por millones. ¿Qué son todos esos, sino sustitutos del mismo dios de siempre?

Mario Benedetti en uno de sus poemas pregunta: “¿Te importaría la presunción de que si bien tu existes, dios quién sabe?” Me gustaría creer en Dios en las noches de insomnio, cuando más sola estoy, me gustaría creer en Dios cuando nadie más me escucha, porque Dios, o como gusten llamarle, es juez, vigía, padre, salvador y verdugo, porque Dios siempre va a estar ahí, porque pensar eso hace que la inmensidad tenga dimensión definida.

Dios existe porque necesitamos que exista, porque no importa cuánto evolucionemos, siempre tendremos que creer en algo, y algo que no existe no te puede fallar. Dios existe porque nos conviene, porque cada quien puede inventarse el que más le guste y le convenga. No está mal tener fe, lo malo es no saber por qué se tiene. Yo no creo en Dios, pero me encantaría que Él viniera y me demostrara lo contrario.

Los cronopios se reúnen

Con una disculpa anticipada a la Srita. Cronopio, Adriana, (quien x cierto fue quien m' inició en esto del bloggin') x poner un título tan parecido, pero es q' no s' m' ocurría otro, y es q' han d' saber q' como q' pensamos demasiado parecido, cronopios al fin ambas. Adrianita m' encanta xq' es una niña preciosa y transparente, pero con una fuerza interna impresionante, pero a veces no s' da cuenta y como q' s' l' van las cabras. Estoy d' acuerdo con ella en q' sólo nos entendemos entre las dos cuando d' libros y poesía s' trata, es increíble coincidir en tanto con una persona.

Pues como Adrixmcmeal comentaba en su blog, el viernes pasado s' llevó a cabo la 3era. Reunión d' Cronopios, a l' q' x cierto llegué tarde. mil mil sorrys (trate d' avisar, pero la Srita. Cronopio, siempre tan cronopil ella, y con ese despiste propio d' todo cronopio, cambio d' nextel, y c/ permiso gracias x avisar, hello!), y como siempre nos l' pasamos genial. Hacia un frío infernal (¿?), pero estuvo super a gusto. Anyhow, no prosigo con lo del cambio d' martini xq' eso ya lo cubrió Adriana. Pues empezamos a platicar, como siempre, d' nuestros amores contrariados, nada más nos faltó el olor a las almendras amargas. Lo q' nos pasa es q' podemos contarnos 20 veces lo mismo y no nos aburrimos! jajaja, q' raro no? xq' generalmente cuando alguien cuenta algo q' ya t' contó t' da la mil mil d' weba, pero no, sigue siendo igual d' emocionante. L' plática fue muy fructífera xq' siempre es relajante, y nos entendemos muy bien; algo q' tienen AdrixCr es q' es muy buena escuchando, y muy poca gente sabe escuchar, además d' q' inventó el limbo d' las relaciones, y bueno, eso no cualquiera. Yo x mi parte, puedo hablar d' diez mil cosas, y siempre acabo llegando al mismo punto, y hablando de lo mismo, no les cuento mi historia xq' es larga, y la mayor parte d' ella ya ha sido modificada x mi propia imaginación, para sólo recordar como lo quiero recordar, pero m' acuerdo mucho d' él, jajaja, ay mujer tenía q' ser, jajajaja, y mujer traumada x supuesto, d' hecho, no les voy a contar nada, lo q' voy a hacer es poner varias cosas q' escribí acerca d' él, o para él, como sea, a ver si m'entienden, no lo q' pasó, sino como m' sentía... y si m' animo a compartir esto vía Internet (osease, q' cualquier ente pueda verlo) es xq' todo termina x pasar, y esto ya pasó, pero siempre quedan los recuerdos y las buenas intenciones...

Continuando con lo d' l' reunión, y reiterando mi disculpa x la tardanza, yo m' tomé dos martinis, y como q' sí m' pegaron un poco, pero estuvieron super ricos. Adrix es muy divertida y m' hace reír mucho; yo l' digo a Adrix q' sea más aventada, q' diablos, siempre he pensado q' en esta vida es mejor arrepentirte d' lo q' haces q' d' lo q' dejas d' hacer... al menos eso m' ha medio funcionado, no a l' perfección, pero bueno, q' s' puede esperar si l' vida es una angustia inevitable? Déjenme les cuento q' yo cuando tengo al monito del momento enfrente soy capaz d' muchas cosas, pero JAMÁS en la vida les hablo x teléfono. Xq'? Ah, pos' xq' soy medio paranoica en ese sentido; siempre pienso q' justo en el momento en q' l' llame va a estar con sus amigos y va a pensar "otra vez esta vieja, cómo jode", o peor! q' va a estar con otra vieja y q' a su risa s' sumará l' d' l' slut en cuestión, ¡Pánico! jajaja, no sé si realmente sea cierto eso, pero como q' lo presiento, y m' paraliza d' ansiedad, y x ende, no les llamo, así q' no s' vayan a ofender si ese es el caso.

lunes, diciembre 20, 2004

ACERCA DE LOS BESOS

Siempre comienza con una intención. Se espera, se adelanta, se presiente, o no. Un beso, te beso, va de vuelta. Besarlo es decir gracias, es sonreír desde adentro, es casi ser feliz por un suspiro y dos silencios, y es que dar un beso siempre es darse un poco en ello, es querer, es elegir, ¿es sentir?

Cada quien besa distinto, y todos sabemos diferente. Me han tocado que saben a vainilla, a hielo, a cigarro con café, a miedo, a tequila, a diversión, a libertad, a limón, a lodo, a mentiras, y a ansiedad (ninguno a sensatez).

Otra cosa importante: hay que tener modales. Abre bien la boca. Toser ni se te ocurra, tampoco estornudar. Cepíllate los dientes después de cada comida y usa hilo dental. Cierra bien los ojos, no se vale espiar. Evita morder fuerte, es de mala educación. Recuerda sonreír o inhalar al terminar. Y lo más importante: los besos no se piden, se tienen que robar.

Cuando recuerdas ciertos besos, recuerdas sensaciones. Atrás de las orejas dan cosquillas; en la espalda, escalofríos; entre los muslos se duermen tus piernas; en la planta del pie da mucha risa; en la base de la nuca, sorpresa; y en la boca…

Disfruta el proceso, sobre todo el “antes de”. Sólo entonces sientes esa emoción, tan profunda, tan sola, tan tuya. Puede besarte prometiendo, puedes besarlo con tristeza.

A veces me han tocado que besan reclamando silencio; o reclamando posesión. Los besos a mitad de madrugada son como huérfanos con hambre, traen sollozos ahogados, y lágrimas viejas. Los que se dan condescendiendo duelen doblemente, por la intención y porque esa se siente (aunque nos digamos que no). Besar rápidamente no necesariamente es hacerlo de prisa, ¿para qué? Y cuando llueve… dios existe cuando llueve.

Me quedo con los que son de despedida. Son los más humanos, los casi eternos. Los acompaña una tristeza que recorre tu columna, para avisarte desde adentro “ya me voy”. Tus últimos recuerdos, los “que tal si…”. Son buenas intenciones (las verdaderas); son las esperanzas muy desesperadas. Con esos me quedo, en esos me voy.

¡ESTATE QUIETO!

¿Alguna vez haz pensado en morirte? ¿Pero realmente en morirte? Alguna vez lo haz pensado, y te aterra, o no lo habías pensado, y de repente te preguntas. Vivo, vives, vivimos… la existencia es tan vaga, tan liviana. Un día hablas, después comes, y de repente la nada, y no eres nada, un cuerpo, o ceniza o polvo, sobre todo polvo.

Uno habría de morirse sólo por saber, por demostrar que este momento es, por probar que uno está. Dice el señor Sabines que “Morir es retirarse, hacerse a un lado, ocultarse un momento, estarse quieto… “ ¿Qué tan quieto?

Tan quieto que no te mueves, no palpitas, no respiras. Palpitar es el movimiento elemental, la mínima señal de que estás vivo. Pon una mano en tu pecho, y siéntete “palpitar”. Cuéntalos en susurros: uno, dos, tres, en tu cuello, cuatro, cinco, seis, desaparece un instante como una advertencia, después se regresa, y sigues aquí.

Respiro, respiras, respiramos, respiras. Mientras duermes palpitas y respiras (soñar es aparte) y me gusta que respires. Esta noche, cuando aquellos a quienes quieres duerman, acércate con cuidado, escúchalos respirar. Estás cerca, cuando inhalan te respiran, y si exhalan los respiras, y es un vaivén involuntario, simbiótico, voraz.

Nos vamos a morir, eso es un hecho. Te vas a morir, algún día, pero ese momento para ti ya no importa, porque lo peor es para los otros (siempre sufren más los que se quedan). Ya en la caja o en la urnita no te muevas, pero mientras come, suda, ríe, muerde, llora y tiembla, no te estés quieto, ni un momento quieto… todavía no.