lunes, diciembre 27, 2004

DESPERTANDO

Había sido un buen día. Después de todo, ambos merecían una mañana tranquila. Cinco, siete... realmente ya habían perdido la cuenta de los años gastados casi juntos, de las penas y las noches de extrañarse (sin contar las reconciliaciones ocasionales y casi siempre cuestionables).
La sonrisa, la de ella, parecía crecer cada instante, magnificándose en la ternura de sus ojos, los de él. Negros, profundos, alegres a pesar de los milagros y penurias ya lavados por los meses. Y estos ojos observaban las manos de ella, perfectas de color y de contorno, con las uñas en blanco, con la yema de los dedos casi levitando sobre su cabeza.
Era temprano aún, lo que vendría después no importaba, lo que cuenta es el instante, el momento, y ahora estaban juntos...

(M' cae q', modestia aparte, sí l' hago como writter, cómo ven?)

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