No son enchiladas
Digo mucho eso: "ah claro, pero si no son enchiladas" cuando platico con una de esas amigas que llevan aaaaaaaaaaaaaaaaaaños con el novio y no lo pueden cortar, por aquello de que uno tiene historia y los 101 pretextos reglamentarios.
So, ayer en la noche no podía dormir, tengo días sin poder dormir bien, entonces no sé porqué me acordé que el otro día mi novio me dijo que me habían quedado muy ricas las milanesas y que yo le contesté que a quién coño no le quedaban bien las milanesas porque no tienen la menor gracia, y entonces comparé las milanesas con las enchiladas, y llegué a la conclusión de que el dicho debería ser "¡si no son milanesas!", porque chequen: para hacer milanesas nada más las compras, las sumerges en huevo con especias, las empanizas, las fríes ¡y ya! o sea, ¿a quién no le sale bien eso? En cambio, para las enchiladas tienes que ir y comprar los chiles y los tomates, luego formarte en la fila de las tortillas, luego cocer los chiles y los tomates, freírlos, hacer la salsa, freír las tortillas, sumergirlas, sacarlas y que te queden así todas cuquis.
Muy difícil, mucho.
O a lo mejor yo lo digo porque el arroz me queda delicioso, pero las enchiladas siempre parecen masas amorfas que se burlan de mi incompetencia.
En fin.
Ayer tomé cafecito con la Adrix, nada más para verla una vez más antes de que termine acuchillada y arrastrada por las aguas del río. Le platiqué la anécdota ajena de "me rellenó como pavo", y llegamos a la conclusión de que soy una hijackeable hooker, por ese detallito de los dramáticos secuestradores que actúan en patrón. Ya nadie es original.