domingo, noviembre 22, 2009

Ayer se me antojó un beso.

Mucho. Muchísimo. De esas veces que la ansiedad te camina a pasitos de tacón por la columna, fastidiosa y obsesiva.

Y pensé en ti. Pensé en ti todo lo que no he pensado estos días.

Y pensé en tu boca, y en tu lengua, y en tus dientes. Pensé en un beso de buenas tardes en la mejilla cuando ya me habías dado el de buenos días sobre los ojos. Pensé en lo caliente de tu saliva y en tus manos sobre mi cara. Pensé en el beso de buenas madrugadas, que abarcaba el tedeseotequieronotienesputaideadecuántoteextrañé, por matices y por tiempos, y todo de vuelta otra vez.

Y volví a pensar en ti, en tus dientes llendo y viniendo sobre mi cuello, y mis costillas, y sobre todos los cuentos de mi vida. Pensé también en todas las veces que me besaste como si te perteneciera, como cuando me pediste que te regalara algo de mi, aunque no te lo pudieras llevar. Pensé en cada beso que me diste con absoluta desesperación, con ganas de quedarte, como cuando te decía que tenías que besarme todos los besos que no me ibas a dar el resto de mi vida. Pensé en tu aliento por las mañanas y sobre mi.

Pensé tanto, tantísimo en ti, que de tanto hacerlo te extrañé.

Cárgame la chingada.

jueves, noviembre 19, 2009

Diarios del fin del mundo

2012. Para unos, será un año catastrófico y cabalístico. Para los integrantes de Recolectivo es sólo un pretexto para lanzar su primer proyecto editorial: Diarios del fin del mundo.



Sus autores trabajaron en veinte cuentos cortos bajo la misma premisa: narrar el fin del mundo desde diferentes perspectivas y estilos.

El resultado salió a la luz en noviembre de 2009, te invitamos a conocerlo.

lunes, noviembre 16, 2009

Para un mal como el tuyo no hay cuerpo que aguante

En mi familia, como en muchas otras, tenemos un talento natural para fingir que nada sucedió. Hace unas semanas mi mamá me interrogó, a mis 27 años, sobre anticonceptivos y seis pruebas de embarazo que se me había olvidado tirar (porque mi madre, como cualquiera que se precie de serlo, ocupa el par de días de la semana que me ve para registrarme con talento que envidiaría cualquier agencia de investigación). Eso me lo dijo un día, le di la vuelta, y no lo ha vuelto a mencionar. Ni lo hará.

Nuestra habilidad genética no es característica familiar, es como naturaleza humana ¿no? Fingir que nada pasó, fingir que no ves. Es como pretender que no le cachaste a tu hijo adolescente la cajetilla de cigarros, o hacerte la tonta cuando se agacha a recoger la servilleta del restaurante y se le cae el anillo del pantalón.

Bien dicen las abues que no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Vamos, no preguntes lo que no quieres saber, no busques lo que no quieres encontrar. La ignorancia es una bendición, entre otros cientos de frases ya desgastadas en cuentos morales.

Hasta que quieres, hasta que necesitas con N de Nuncajamás saber. Porque estás agotado, porque digamos que la tranquilidad mental nunca ha sido gratuita, y muchas veces trae como impuesto que te tiene que doler. Y es que si no lo preguntas es porque sabes que no te va a agradar la respuesta (obviamente).

En muchas ocasiones es hasta que te picas los ojos al punto del desangramiento existencial que tomas aire, y lo preguntas, y te contestan. Lo malo de las respuestas, es que generalmente conllevan necesarias acciones. Lo bueno, es que son digamos... definitivas. Porque si te lo están diciendo, ya necesitarías arrancarte parte del cerebro para poder seguir haciéndote la loca.

Soy de las que prefieren saber, siempre es mejor, terminar de clavarte la estaca enmedio de la frente, y es que esa sí, aunque no la veas, la tienes que sentir.

sábado, noviembre 14, 2009

Consideración

- Y tu... ya vas a parar de darte de topes con la pared y aceptarás que eres para mi? ¬¬
- jajajajaa gettin' close to, actually
- Jajaja si verás, yo no me pongo celoso de quien te pueda abrazar, besar, querer, hacer reír, desnudar... me molesta que te dejes hacer pedazos por otros y no por mí, porque de menos yo lo voy a hacer con todo el amor del mundo...

viernes, noviembre 13, 2009

Dejando claro...

que la culpa es de él, también es tuya, y de todas las mujeres que estuvieron antes de ti, que le enseñaron que eso estaba bien, que era permisible, y además de eso condonable.