Los viejitos
Lo q’ más m’ gusta d’ las calles d’ Madrid es q’ están llenas d’ parejas d’ viejitos q’ salen a pasear.
M’ encanta verlos, super arreglados los dos, en invierno cuando traían sus abrigos, ahora con sus sacos más ligeritos, con l’ sombrilla. Los señores van como todos unos caballeros d’ l’ vieja escuela, las señoras impecables, con peinados d’ algodoncito y totalmente combinadas.
M’ encanta imaginar sus historias, y pensar en toda l’ vida q’ han compartido, en todo lo q’ s’ han conocido, en todo lo q’ s’ han sobrevivido mutuamente.
El otro día íbamos Crisi y yo en el metro, y siempre les cedemos el lugar a las personas mayores. Entra una pareja: el señor con un traje verde obscuro con todo y moño, y la señora con traje sastre d’ falda larga como color ocre y unas medias d’ figuritas padrísimas; les ofrecimos los asientos, dijeron q’ iban bien q’ muchas gracias, y en l’ siguiente parada s’ desocupó un asiento junto a Cris, l’ señora s’ sentó; entonces Cris volvió a ofrecerle su asiento al señor “Para que estén juntos” “No, no, no, gracias, q’ pasamos demasiado tiempo juntos” Dijo l’ señora y soltó una risa d’ esas verdaderamente genuinas, mientras le dirigía una cómplice sonrisa a su señor; dos paradas después bajan, ella prendada del brazo d’ él.
M’ encanta verlos, super arreglados los dos, en invierno cuando traían sus abrigos, ahora con sus sacos más ligeritos, con l’ sombrilla. Los señores van como todos unos caballeros d’ l’ vieja escuela, las señoras impecables, con peinados d’ algodoncito y totalmente combinadas.
M’ encanta imaginar sus historias, y pensar en toda l’ vida q’ han compartido, en todo lo q’ s’ han conocido, en todo lo q’ s’ han sobrevivido mutuamente.
El otro día íbamos Crisi y yo en el metro, y siempre les cedemos el lugar a las personas mayores. Entra una pareja: el señor con un traje verde obscuro con todo y moño, y la señora con traje sastre d’ falda larga como color ocre y unas medias d’ figuritas padrísimas; les ofrecimos los asientos, dijeron q’ iban bien q’ muchas gracias, y en l’ siguiente parada s’ desocupó un asiento junto a Cris, l’ señora s’ sentó; entonces Cris volvió a ofrecerle su asiento al señor “Para que estén juntos” “No, no, no, gracias, q’ pasamos demasiado tiempo juntos” Dijo l’ señora y soltó una risa d’ esas verdaderamente genuinas, mientras le dirigía una cómplice sonrisa a su señor; dos paradas después bajan, ella prendada del brazo d’ él.
Yo también quiero pasar toda mi vida con alguien, hasta llegar a esa edad en q’ uno ya no cede el asiento sino q’ s’ lo ceden, y poder salir a caminar, colgada d’ su brazo, mientras él camina gallardamente, como si m’ presumiera, y si no decimos nada no es xq’ nos hayamos dicho todo, sino xq’ ya no necesitamos enunciarlo…
Quiero un amor d’ esos eternos, d’ los q’ sobreviven a las otras, a los otros, a l’ madurez, a los hijos, a la miseria, a l’ gravedad, a l’ calvicie, a los sueños q’ s’ van a frustrar, a los créditos hipotecarios y a l’ costumbre. Quiero un amor d’ esos d’ verdad.
1 comentario:
Tené cuidado con lo que pedís, que te lo pueden conceder. Amar a alguien por el resto de tu vida puede ser muy hermoso, pero también puede ser una condena.
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