1000 monedas de oro al que sepa decirme cuál es el color borgoña

Cuando se trata de seguridad, mi cabello es una parte básica. Sí, yo sé que suena muy tonto, y probablemente lo es, pero el que mi cabello se vea bien o no equis día, es como no tomar café, algo me falta. Es no importante, importantísimo, aunque eso me haga ver como la bruja superficial que mi ex dice que soy, ja.

Que los hombres no lo notan, es un MITO. Ahí les va por qué. Es como muy normal que vas a hacerte un makeover (no extreme, porque eso sólo en la tele, y who has the time, y el dinero y etc.) y llegas a la oficina super linda con tu nuevo look (con el planchado del salón, obviamente, o el peinado, que después JAMÁS logras volverte a hacer, yo por eso en mi vida me vuelvo a aventurar con un corte "de moda" que sólo se me vea bien ese día y los siguientes dos meses parezca gato atrapado por podadora) y únicamente tus amigas, tu jefa, y uno que otro entre del género femenino lo notan. El resto de tus compañeros, tu papá, tu hermano si tienes y demás -argh- hombres alrededor, después de una semana soltarán un casual "Oye, como que te ves diferente, ¿te hiciste algo?" mmm no, sólo me puse la rayita del ojo negra en lugar de café, qué observador eres... imbécil.

Hasta ahí, pareciera que el equilibrio natural del universo no ha sido alterado. Tu te pintaste de rosa mexicano, y la población masculina inmune ante semejante variación en el equilibro cósmico. O sea, no lo notan. EN TEORÍA. Un día tuve la mala suerte de que mis cinco minutos de estupidez sucedieran cuando acompañé a mi hermana a hacerse rayitos, y dije "ah pues yo también, digo, ya estoy aquí", y que me los hago. La verdad no me veía así como TAN mal, y estaban dizque de moda. Ya en la noche veo al sadista en turno, yo toda soñada con mi nueva imagen, y lo primero que me suelta es un "No manches, ¡MI PELO! ¿Qué le hiciste?" A ver, a ver, a ver, ¿tu pelo? ¡¿TU PELO?! "Sí, pues es mi pelo, y no tienes por qué andarle haciendo esas cosas".

O sea, no lo notan mientras les guste. Hasta eso, a nivel relación, es una de las concesiones que estoy dispuesta a hacer, si lo prefiere rizado, rizado, si lo prefiere lacio, lacio. Nada más no me pidan que sea güera, poramordedios¬¬. Es parte de la relación, ceder en pequeñas cosas que nada te cuestan, y para la otra parte sí son importantes, porque a ti también te gusta que él use la loción que le regalaste, y se dejé la barbita de dos días aunque te pique cuando te besa. No estoy diciendo que cambies, ojo, eso JAMÁS lo van a ver en este blog. Sólo digo que es agradable que el individuo ese se ponga guapo para ti, y viceversa (tampoco se trata de que intentes asesinarlo porque se le ocurrió salir con gorra, o que a ti vaya a provocarte pulmonía fulminante usar pants). Pero me estoy desviando. El punto, es que cuando estás en una relación, existe un sentido de pertenencia, de tu cuerpo, de tu tiempo, de tu pelo. Es mi pelo. Sí corazón.

Les digo, el cabello ES importante. Por eso, muchas veces, cuando andas en esas etapas de cambio, te cortas el pelo, o te lo pintas, o yo qué sé. Tengo una amiga, que después de tres años con el hombre más agresivo pasivo que he conocido en mi vida, lo dejó. Tenía el cabello hermoso y larguísimo tipo comercial de Pantene (si no hubiera sido mi amiga en un ataque de envidia le hubiera pegado un chicle), un par de semanas después llegó casi casi pelona, provocando un infarto masivo. "No manches, tu pelo" "Ajá, es mi pelo". No se necesita un psicólogo.

Aunque cuando digo etapas de cambio, hablo en general y no sólo a nivel relación.

Pero lo peor, LO PEOR, es cuando preguntas ¿Cómo me veo? Y te contestan con un "Ah, pues... te ves... diferente" Ten huevos y dime que parece que me atacó una pantera en el camino, infeliz. Como dicen las abues, no preguntes lo que no quieras saber. Por eso, mejor no hay que preguntarles nada y hacer de nuestras cabezas un papalote con permanente color borgoña, pa' que se les quite.