Cuentitos de la neuronita pateada 2

A unos días de haber sido "reubicada" en los confines del universo, la neuronita pateada dejó de reprocharse el no haberse acordado de la palabra "Interpol", se sacudió la flojera, se quitó las lagañas y decidió emprender la búsqueda de su nuevo destino (porque ahora que había fallado en el asignado tenía por fuerza que buscarse otro porque las neuronas están acostumbradas a tener tareitas y responsabilides).

En eso andaba cuando de repente se dio cuenta de que ahora que no tenía deberes que cumplir podía dedicarse a lo que le viniera en gana. Demonios, ¿y ahora qué hago? Ay esta neuronita pateada tan preocupona. Es decir, debía buscar su nuevo destino, y éste no necesariamente tenía que ser información tediosa, ni grupitos de música (aunque a las neuronas les guste mucho la música) para que la portadora del cerebro pueda andar de presumida. Eso la asustó.

Las neuronas tienen la ventaja de que, a diferencia de los portadores del cerebros, ellas sí saben en dónde están y qué función cumplen. Como mónadas. Saben que viven en un cerebro que es portado por un ente, y que ese ente muchas veces sí que no sabe en dónde carajos está, pero ese ya es su problema. La pobre neuronita pateada se asustó porque por primera vez en su existencia tenía la responsabilidad de lo que iba a ser de su vida, y santo dios no, ¿pero por qué?Y que se pone a llorar. Ay esta neuronita pateada tan llorona.