lunes, octubre 30, 2006

Frena... frena... ¡qué frenes!

Yo, como todas las mujeres, aprendí a manejar a mentada de madre, debido a que a diferencia de mis congéneres masculinos, no nací con la información genética necesaria para trasladar vehículos automotores de un lado a otro, ni mucho menos de colocarlos de manera horizontal entre otros dos de los citados. El primer coche que tuve era estándar, recuerdo perfectamente a mi papá cuando me explicaba lo del clutch:

- ¡¡¡Despacitooo!!! Chingada madre, sácalo despacito, ¡¿qué no entiendes lo qué es despacio?!
- Ay no me grites (lagrimita) lo estoy sacando despacito...
- Si lo hicieras como te estoy diciendo no se te apagaría, a ver, oríllate...

Claro que tu te indignas:

- Ya no quiero aprender, sob sob
- No seas payasa, perdón por gritarte, pero fíjate
- No, no, me voy a bajar, me voy caminando a la casa
- Ya, prende el carro
- No quiero, snif
- Que en-cien-das el ca-rro

Ah ah ah, pero eso no se compara con el volante! Sí, la manera adecuada de dar vuelta, en 30 sencillas lecciones:

- !!!Muévelo tantito!!! ¡¡¡Si no es un pinche bote de nieve para que lo muevas tanto!!!
- Si no lo estoy moviendo mucho (lagrimita)...
- Fíjate fíjate... ¡Es una vuelta! ¡¡¡No es para que gires sobre tu eje!!! ... ¡¡¡Que no es un bote de nieve!!!

Mi papá es un monumento a la paciencia, sin lugar a dudas.

Luego me pagó clases de manejo en una de esas escuelitas que poseen flamantes vochos del año en que enseñar el tobillo era considerado pecado. Mi instructor era un prieto bastante bizco que me causaba repugnancia, sobre todo porque tenía una de esas miradas vulgares e incisivas (o igual no enfocaba bien, saaaabe).

Total que tampoco terminé de aprender, pero eso sí, me metió al "tráfico" de esta gran metrópoli, a coexistir con camioneros y señoras camioneta (menos mal que en aquél entonces los camioncitos mafufos verdes que nos quitaron un carril todavía no existían).

Igual merecía un premio nada más por lograr meter la reversa (estaba durísima, sin albur).

Al final, aprendí con mi mamá que se animó a ir con esta amenaza a la seguridad de los transeúntes hasta el otro extremo de la ciudad (de lunes a viernes, mi trayecto a la prepa), aunque en su carro, que era automático, entonces se puede decir que más que nada aprendí a andar en el tránsito con ella. Del estándar, terminó enseñándome el novio de una amiga con quien sostenía una maravillosa relación completamente platónica y que en lugar de gritarme lo pendeja que estoy cuando cuasiatropellaba gatos, lo tomaba con filosofía y nada más se reía de mi incompetencia.

- ... jajajaja espérate espérate... frénale... jajajaja casi nos matas jajajaja

Hermoso y adorado :)

¡Ah! Porque tooooooodos los hombres son unos ofrecidos de "ay yo te enseño, si es facilísimo, pfff", y a la mera hora terminan sacando su vulnerabilidad ante la frustraciónn (porque como ellos, el día que les sueltan un carro de una manera mística ya tienen todo el conocimiento, como por ósmosis... que les diré que eso creen, porque hay cada pendejo suelto por las calles, lo más gracioso es que se creen unos chingones manejando, ternuritas).

Total que ya después era una master para la estacionada, las subidas y las bajadas. Al menos tres veces por semana me encontraba con un amigo rumbo a la escuela y echábamos carreritas (todavía es recordada la legendaria carrera en donde, llevando él la delantera y habiéndome casi volteado en una glorieta, logré la victoria al rebasarlo por el carril de sentido contrario cuando se encontraba pasando un tope); todo fue muy divertido hasta que un día su abuelita lo cachó y lo castigaron, pobre. Irresponsabilidad de juventud.

14 comentarios:

Beto dijo...

Plenamente convencido estoy de que lo difícil no es el clutch ni las subidas, sino la espejeada.

Reb dijo...

a mi tambien me olbigaron a ir a esas escuelas vocho.. askerosas!! y yo creo que para ser isntructor piden un tipo determinado de gente. mira no mas, era igualito al que te enesño a ti, y siempre me decia ud.. esta muy bonita y yo juro k keria voltear el vocho en plena avenida pero no mas no podia. Todo acabo cunado me pregunto que me parecia el... estoy guapo??? jajaja (es en serio...) La vdd es que no, viejo asequeroso. despues de esa respuesta temi por mi vida... pero sigo aqui :) besos maga!!!!

Anónimo dijo...

aaah! a mi me enseño un tipo que tambien se reia a cada rato! jajaja.. y si, se creen los mas chingones en cuanto "espacio" pff! como si no tuviera una que decirles 'por aqui, mas despacito' no te han tocado de esos? jajajaja!

saludos! es bueno leerte otra vez ^^ besotes!

carmen cuervo dijo...

ahh como me reiiiii jodeeeeeer! jajaja
no manches :D
io nos ecomo ni cuando aprendi a manejar
kreo kela calle me lo a enseñado TODO
ke maravilla

Indigente Iletrado dijo...

Assshh.

Nuevamente los argumentos que esgrimes en tu divertida disertación sobre el deporte del asfalto enloquecido hacen cuestionarme lo desviado de mi existencia masculina: yo no nací con genes de chafirete.

A mi nunca me ha interesado manejar. Era el único en la prepa al que su papá le rogaba usar el auto mientras mis amigos hacían talacha doméstica extra para poder usar el flamente auto familiar algunas horas.

Aunque algunas ocasiones he tenido que hacerlo en consideración de las circunstancias: mi conductor designado estaba ahogado en caguamas mientras que yo estaba suficientemente ebrio para creer que podría manejar.

'Al cabo es de madrugada. No hay tanto cristiano en la calle'. Ay, esta juventú.

JESSE dijo...

Hace mucho no me reia tanto, tienes toda la razon

yomero dijo...

Jajajajaja!!! genial el sistema de tu papá, y tu Maga, me llegaste al corazón al imaginar tu puchero con lagrimita


"ya me quiero bajar" jejeje, excelente.

Lobo dijo...

pues yo ni clases, ni manejo (bueno, luego agarro el carro de una amiga... automático claro..., o la camioneta de mi mujer... ja!), ni nadap... yo ando en mi dodge-patas...

saludos...

Mr. Blue dijo...

Siempre lo he dicho, las mujeres manejan (entre otras cosas) mucho mejor que nosotros...

A algunos les duele admitirlo, pero es cierto, las estadísticas lo demuestran.

Saludos!

Anónimo dijo...

uno no aprende a manejar hasta que se enfrenta a el desenfreno de un microbusero... susto!

Anónimo dijo...

Plenamente coincido en que las primeras veces todos nos cuesta meter el clutch... después de eso meter la palanca es lo más sencillo...

P dijo...

Supongo que los hombres tenemos desde niños el interés por cómo maneja papá. Por eso nos fijamos cuando y como mete las velocidades y la forma en que mueve los pedales mientras lo hace.

La curiosidad también está presente en los hombres, pero enfocada a otras cosas.

Saludos

Blackpaco dijo...

Nomás pa' decir que ni todos semos iguales, ni la información genética se transmite a través del muy cochino cromosoma Y (sí, sí... que cualquier genetecista me mandaría al diablo diciéndome que sí, pero la idea es esa :-P):

Un servidor tiene 30 años... no he aprendido a manejar... hasta apenas recientemente me ha llamado la atención (cosas de descubrir que cuando uno quiere salir con una chica interesante, quizá llevarla en metro no sea tan buena idea)... y la única vez que quise aprender, mi padre se desesperó y él fue el que me bajó y me regresó a la casa.

¿La excepción que confirma la regla? Neta... lo dudo.

Primera vez que entro a tu blog, y nomás quería comentarte eso.

Suerte.

Francisco.

LaMaga dijo...

Se nota que es la primera vez que entras.